
Un simple ejemplo son las bolsas de plástico, cuyo alto impacto ambiental induce a algunos países a reducir su uso, reutilizarlas, sustituirlas por otras biodegradables, cobrarlas o incluso prohibirlas.
Es innegable que el impacto medioambiental de las bolsas de plástico es enorme. Además de las grandes cantidades de energía que se precisan para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo, que pueden tardar en degradarse más de medio siglo. En el mar su impacto puede ser letal para animales como tortugas, ballenas o delfines, que mueren tras ingerirlas.
Así, un siglo después de la invención del plástico, este es un momento interesante para observar las políticas que se han adoptado en torno a las bolsas elaboradas del polémico material:
Francia. La ley de Política Agraria dispone que en 2010 todas las bolsas de plástico serán biodegradables. Asimismo, las campañas de sensibilización en este país han conseguido que se reduzca en 20% la utilización de las bolsas convencionales. Un primer paso es la bolsa Néosac, elaborada del plástico tradicional más un compuesto que la vuelve degradable. Sin embargo, su costo es entre 25 y 30% superior a las bolsas clásicas.
Italia. Las empresas Novamont y Coldiretti han llegado a un acuerdo para implantar un sistema de fabricación de plásticos biodegradables a partir del maíz y del girasol que cubra todo el proceso productivo. Sus responsables asumen que una de bolsas cuesta entre ocho y nueve céntimos de euro, frente a los cinco céntimos de la bolsa tradicional. No obstante, consideran que su precio bajará al generalizarse su uso.
España. Sphere, el primer productor europeo y cuarto mundial de bolsas de plástico, produce bolsas degradables elaboradas con fécula de papa.
Canadá. La firma Environmental Plastic Additives ha desarrollado un compuesto, denominado TDPA (Totally Degradable Plastic Additives), que permite a los plásticos convencionales volverse biodegradables. En este caso, el coste de fabricación de las bolsas es 10% mayor.
Irlanda. En el país se ha implantado el "plustax", que obliga al pago de quince céntimos de euro por cada bolsa que utilicen los consumidores.
Suecia y Alemania. El cobro de las bolsas está generalizado.
China. En el país se consumen unos 3,000 millones de bolsas de plástico al día, por lo cual ha prohibido las ultrafinas, siguiendo el ejemplo de países como Irlanda, Ruanda o Bangladesh. Además, desde el 1 de junio del 2008 ya se prohibió obsequiarlas.
Estados Unidos. San Francisco fue la primera ciudad de este país en prohibirlas. En Los Ángeles se ha optado por sustituirlas por otras recicladas y biodegradables.
Reino Unido. En la localidad inglesa de Devon las han eliminado de los establecimientos comerciales y ofrecen en su lugar bolsas de papel o de tela.
México. Hace un par de semanas se modificó la Ley de Residuos Sólidos, mediante el cual las tiendas de autoservicio, y todo establecimiento mercantil, tiene prohibido regalar bolsas de plástico a su clientela. Las reformas a la ley plantean como única excepción para que las tiendas utilicen el plástico en el empaque de aquellos alimentos o insumos que por asepsia no resulte factible el uso de tecnologías biodegradables como sustitutos.
Y aunque la creación de Leo Hendrik Baekeland ha sido uno de esos inventos que han cambiado el mundo, para ahora participar nosotros en la generación de un cambio positivo debemos recordar que el mejor residuo es el que no se genera y el reciclaje debe ser la última opción.