Por Leticia Rebeca Gasca. Este espacio se ha caracterizado no únicamente por difundir diversas visiones en torno a la responsabilidad social, sino por promover el uso responsable del lenguaje.
Y emplear la palabra de forma responsable no consiste únicamente en evitar sexismos ó procurar expresar únicamente información que consideramos como verdadera. La responsabilidad al emplear la palabra también recae en el hecho de expresar lo que realmente pensamos sin la influencia de la censura ó de sesgos.
Esta reflexión surge a causa de una experiencia personal: recientemente fui invitada a pronunciar un discurso en un importante evento de una organización acerca de la cual tengo duras críticas, y a la vez un gran aprecio.
Cuando se me propuso participar mi primera reacción fue aceptar. Fue un par de horas después cuando empecé a reflexionar acerca de la importancia de emplear la palabra de forma responsable, es decir, expresando mi verdadero sentir de forma respetuosa, e indicando a la vez mis inconformidades, sugerencias y también buenos comentarios hacia la organización.
Ahora bien, quienes hacen uso de la palabra en público de forma constante y con gran alcance, como son líderes de opinión y personas involucradas en las altas esferas de la política, ¿qué tan responsables son en sus discursos? ¿caen en la demagogia? ¿emiten su auténtica opinión, buscan ser “políticamente correctos/as” ó caen en la censura?
Con este mismo espíritu, también cabe preguntarse qué es prioritario al pronunciar un discurso: que éste sea informativo, emotivo, motivacional…
Y además de cuidar ser responsables al hacer uso de la palabra en público, también es fundamental ser responsables para escucharla y cuestionarla, no aceptar que todo lo que escuchamos ó leemos es verídico ó libre de tendencias…
¿De qué sirven los debates televisivos si la gente no tiene la capacidad de discernir ni analizar el debate dejando de lado la forma del discurso?
El uso responsable de la palabra en su cabalidad se fomenta cuando quienes la escuchan ó la leen poseen un espíritu crítico que invita a cuestionar a quien emite el mensaje así como al mensaje mismo, adoptando una actitud crítica, de apoyo ó indiferencia sólo cuando ya se ha analizado el mensaje.
El reto diario de la palabra
Enviado por
Leticia Gasca Serrano
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sábado, abril 26, 2008
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