Empleos verdes: el trabajo a favor de la ecología

. sábado, enero 26, 2008
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Por Leticia Rebeca Gasca. En varios países se distinguen mediante colores a los diversos sectores laborales. Por ejemplo, se denomina de “cuello blanco” a las personas que reciben un empleo asalariado y por lo general laboran en una oficina. El término “cuello azul” implica mano de obra. Y ahora ha surgido un tercer sector de “cuello verde” ó “green collar jobs”.
Se trata de actividades relacionadas con aquellos productos y servicios que no dañen ó protejan el medio ambiente. Cualquier organización que trata de mejorar el medio ambiente se considera "verde" y de forma natural han creado puestos de trabajo en los que se incluye la creación, fabricación, instalación, funcionamiento y mantenimiento de las fuentes de energía renovables y tecnologías de eficiencia energética.
El sector de cuello verde está en auge y es actualmente el quinto mercado en los Estados Unidos.
En aquel país el senado considera que la conciencia ambiental puede ser favorecida mediante la creación de puestos de trabajo verdes. Proponen millones de dólares a los estados que presentan el trabajo de intercambio y programas de formación en el sector verde. A las organizaciones que demuestren liderazgo en este tipo de programas, y en la promoción de las energías renovables y la eficiencia energética, se dará preferencia al otorgamiento de estas subvenciones.

Esto por supuesto, es una simple muestra de la revolución verde. Si los gobiernos, las empresas y las organizaciones unen esfuerzos para incorporar la calidad del medio ambiente en su filosofía, la posibilidad de una revolución laboral verde crece considerablemente.
De hecho, si los gobiernos logran combinar los beneficios de las industrias ecológicas y sustentables con el sector de empleo, quizá podría generarse una auténtica creación de nuevas fuentes formales de empleo.
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De la investigación a la acción

. domingo, enero 20, 2008
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Por Leticia Rebeca Gasca. Harry Patrinos y Gillette Hall, investigadores del Banco Mundial, se conocieron cuando, por coincidencia, se sentaron juntos en un retiro del personal del Banco Mundial en 2002.Patrinos había sido coeditor del primer estudio regional sobre la pobreza entre los pueblos indígenas en América Latina. Hall se había percatado de que nadie había realizado un seguimiento a la labor de Patrinos.

Cuando llegaba a su fin la primera Década de los pueblos indígenas del mundo (1994–2004) proclamada por Naciones Unidas, los dos decidieron hacer una evaluación conjunta para saber si las condiciones entre los pueblos indígenas efectivamente habían mejorado.

Pueblos indígenas, pobreza y desarrollo humano en América Latina es el primer libro que hace un seguimiento a los indicadores socioeconómicos indígenas en el tiempo y entrega un perfil de la pobreza, educación, salud y tendencias del mercado laboral de los cinco países de América Latina que tienen las mayores poblaciones indígenas (Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú).
El texto señalaba que los pueblos indígenas de la región habían obtenido pocos beneficios de la reducción de las tasas de pobreza a nivel nacional y que en la mayoría de los países los niveles de pobreza de hecho permanecieron estancados entre este grupo a pesar de las mejoras generales en el país.Por ello los autores donaron los derechos del libro a organizaciones indígenas de América.
Así, el Programa de Empoderamiento para padres, que Patrinos y Hall ayudaron a financiar y diseñar con los derechos de su libro y sus conclusiones, abrió sus puertas en México.El programa es una respuesta de la comunidad a las desigualdades en educación que constataron Patrinos y Hall entre los pueblos indígenas.
Entrega montos reducidos de financiamiento, de entre US$600 y US$1.200, directamente a asociaciones de padres y madres en escuelas rurales, las que pueden usar el dinero para cubrir lo que consideren como un gasto prioritario en la escuela.La mitad de los fondos se destina a insumos para la escuela, como lápices y cuadernos, cosas de uso general en las tareas escolares. La otra mitad se utiliza para reparaciones de la escuela.
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¿Qué haría con 50 billones de dólares destinados al desarrollo?

. viernes, enero 11, 2008
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Por Leticia Rebeca Gasca. Si usted se ha involucrado en la responsabilidad social ó el desarrollo seguramente se ha preguntado ¿qué retos/problemáticas son prioritarias?
Y es que ante una cantidad limitada de recursos materiales y humanos, los y las analistas del desarrollo ó la creación de políticas públicas y programas de responsabilidad social conocemos la importancia de elegir correctamente qué causas se apoyarán.
Ahora, imagine un grupo de gente experta analizando las problemáticas del mundo actual, para así priorizar los recursos disponibles para superar problemas sociales, ambientales y económicos.
No se lo tiene que imaginar, Bjorn Lomborg, un economista danés organizó dicho encuentro en 2004.
Pidió a un grupo de economistas destacados que contestara la pregunta: “¿Cuáles serían las mejores maneras de avanzar en el bienestar global, y particularmente en el bienestar de los países en desarrollo, en el supuesto de que se pondrían a disposición de los gobiernos recursos adicionales por 50 billones de dólares de los Estados Unidos?”

El denominado “Consenso de Copenhague” arrojó las prioridades que se indican en la tabla.
Así, se asignó la más alta prioridad a las nuevas medidas tendientes a impedir la propagación del VIH/SIDA.
El gasto asignado a este propósito rendiría beneficios extraordinariamente elevados, al evitar casi 30 millones de nuevas infecciones hacia 2010. Los costos son considerables y se estimaron en US$ 27 billones.
Sin embargo, estos costos son pequeños en relación con lo que se ganaría. Además, la escala y urgencia del problema son de una índole extrema, especialmente en África donde el SIDA amenaza el colapso de sociedades completas.
Cabe destacar que la iniciativa ha sido fuertemente criticada, ya que se basó principalmente en la subjetiva relación costo-beneficio, donde es imposible medir todos los costos directos e indirectos de un proyecto dado.
Además, se ha destacado la confusión entre síntomas y causas de diversas problemáticas, e inclusive se ha criticado la metodología para elegir a quienes fueron invitados.
Se invitó a un grupo de 37 economistas, que incluyó a ocho de los más distinguidos economistas del mundo. Sin embargo, sólo dos fueron mujeres y únicamente tres provienen de países en desarrollo (dos de India y uno de China).
Sin embargo, el Consenso de Copenhague de 2004 ha sido uno de los más serios esfuerzos por determinar las grandes necesidades de desarrollo, sin embargo, haría falta enfatizar procesos similares para determinar las prioridades en políticas públicas en regiones específicas e incluso en microrregiones.
Más adelante, analizaremos los resultados de un esfuerzo similar al Consenso de Copenhague denominado “Consulta de San José”, que en 2007 se enfocó en el establecimiento de una clasificación prioritaria de las soluciones a los mayores retos que enfrenta Latinoamérica y el Caribe.
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La sociedad civil en búsqueda de la inclusión: Brasil, Bolivia y Colombia

. lunes, enero 07, 2008
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Por Leticia Rebeca Gasca. Existen historias de éxito que demuestran que mediante pequeñas acciones es posible generar un cambio social importante.
Por ejemplo, un grupo de tres mujeres de Brasil: Denisse Dora, Elenara Iabel y Márcia Soares, que crearon la ONG Themis, que ofrece asesoría jurídica y estudios de género.
La organización implementó el proyecto "Formación de Promotoras Legales Populares", dedicado a capacitar líderes comunitarias en asuntos legales y en protección de los derechos humanos.
Se calcula que hasta la fecha se han capacitado alrededor de 1,700 mujeres en todo el país.
El éxito de esta experiencia ha sido replicado por varias ONG de Río Grande del Sur y de otros estados brasileños.
A nivel nacional, Themis trabaja con el Movimiento de Mujeres de Brasil, tanto en la propuesta y desarrollo de políticas públicas de género y acceso a la justicia como en la elaboración de propuestas de legislación para la equidad de género.
Diversas agencias internacionales —entre ellas la alemana GTZ, la Fundación Ford, PNUD, UNIFEM y el BID— apoyaron desde un principio a Themis con recursos para sus operaciones.

Apoyo al Campesinado-Comunidad indígena del Oriente Boliviano
Otro programa importante en América Latina es "Educación en la Interculturalidad" de la organización Apoyo al Campesino-Indígena del Oriente Boliviano (APCOB), que busca garantizar la inserción de contenidos interculturales en los currículos educativos con el fin de reconocer el valor de la cultura indígena y combatir discriminación y estereotipos sobre los pueblos indígenas.
La sensibilización se hace mediante la producción de materiales multimedia, CDs interactivos, y actividades para el alumnado.
Sus actividades se realizan en colaboración con organizaciones indígenas para expandir su cobertura a todos los niveles educativos con materiales de contenido étnico.
El Ministerio de Educación boliviano respalda a APCOB en la coordinación de políticas públicas.

Capital Humano de Colombia
"Sociedad para Todos" es una estrategia de la Asociación Capital Humano de Colombia creada para aumentar el acceso de personas con discapacidad a la información sobre políticas de su interés.
Desde 1999, esta ONG ha colaborado con agencias gubernamentales y no gubernamentales en la incorporación del derecho a la información dentro de la política pública de la discapacidad.
Este proyecto logró la participación activa de periodistas en la producción y diseminación de boletines electrónicos, foros virtuales, y concursos para eliminar la imagen de la discapacidad como de interés exclusivo de las personas con deficiencias.
La incorporación de un enfoque de equidad e inclusión ha facilitado la creación de redes de personas con discapacidad, y de sus familias, para promover su derecho a participar en la definición de políticas públicas.

Así, podríamos descubrir prácticas exitosas no sólo en Brasil, Bolivia y Colombia, sino en muchos sitios más.
Y lo más importante, es aprender de la experiencia ajena y si es posible replicar estas mejores prácticas en nuestras comunidades ó sumarnos a esfuerzos socialmente responsables.
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