Por Leticia Rebeca Gasca. Eufrosina Cruz Mendoza es mujer una indígena mexicana, que por el simple hecho de ser mujer y exigir equidad, perdió el derecho de participar, así como de formar parte de su comunidad.
Su historia empezó cuando tenía 12 años y huyó de su pueblo, ya que no quería que su futuro fuera vivir para obedecer a su marido.
Cuando huyó de su comunidad únicamente hablaba zapoteco, con el tiempo aprendió español y logró estudiar Contaduría Pública en la Universidad Autónoma de Oaxaca, a través de becas y de vender alimentos.
Actualmente es supervisora de escuelas de educación media superior en comunidades indígenas, y desea estudiar Derecho en la UNAM.
No obstante, el sueño de Eufrosina Cruz era ser la primera presidenta municipal de su pueblo, sin embargo, no lo logró, ya que es mujer, y esa palabra no está considerada en el catálogo de usos y costumbres que regula la elección de los líderes de su comunidad.
Cuando ella tenía 28 años, decidió postularse en la elección para presidente municipal en su pueblo, Santa María Quiegolani, ubicado a seis horas de la capital del estado de Oaxaca, al sur de México.
A Eufrosina se le permitió contender como candidata porque el presidente municipal en funciones, Saúl Cruz Vázquez, estaba seguro de que, en una elección en que no se aceptaba el voto de las mujeres, la contadora no podría derrotar al sucesor que él había seleccionado personalmente.
Ni siquiera a Eufrosina se le permitió participar en la asamblea, es decir, votar por ella misma. La sorpresa vino cuando el voto empezó a favorecer a la mujer. Por eso, Cruz Vázquez prefirió anular todos los sufragios a favor de ella. Además, la asamblea decidió expulsarla y quitarle sus derechos como ciudadana.
Desde entonces, ha sufrido amenazas de muerte, pero continúa visitando cada semana su comunidad, pero lo hace escoltada por policías, ya que siente que su vida corre peligro. En su comunidad Eufrosina se reúne con un grupo de alrededor de 80 mujeres y 25 hombres que están convencidas de que todos tienen iguales derechos y quieren reclamarlos. Ella desea que a las mujeres se les escuche: que tengan derecho a participar en la vida social y política de su comunidad. A que puedan decidir si van al médico y cuántos hijos quieren tener.
Por ello, Eufrosina Cruz creó la asociación "Un alcatraz por la esperanza", con la cual quiere luchar por los derechos de las mujeres indígenas.
Mientras tanto, el actual presidente municipal de Santa María Quiegolani, Eloy Mendoza Martínez, asegura que su género no fue la única razón para despojarla de sus derechos, aunque reconoce la inexistencia de la palabra mujer en sus usos y costumbres.
"No tiene que ver con su condición de mujer, sino con su actitud, lo que ha dicho de nuestro pueblo, que los hombres son bárbaros y las mujeres agachan la cabeza",
¿Qué son los usos y costumbres?
En México, desde hace 13 años se incluyó en las leyes electorales la modalidad de elecciones por usos y costumbres, en la que una asamblea comunitaria de los pueblos indígenas elige a sus gobernantes.
En Oaxaca, 418 de los 518 municipios se rigen por este proceso. Y en 82 de ellos, la palabra mujer no existe; por lo tanto, se les niega cualquier derecho de participación política. Eufrosina Cruz Mendoza quiere que se respete el derecho de las mujeres a votar y aspirar a cargos de responsabilidad en sus propias comunidades. Quiere que las mujeres no sean ya consideradas como propiedad de los hombres. Quiere que se respete el artículo cuarto de la Constitución Mexicana que establece que los hombres y las mujeres disfrutan de equidad. Recientemente, la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos (CDDH), rindió un "Informe Especial" sobre la "Discriminación a Eufrosina Cruz Mendoza", en el cual giró recomendaciones no sólo a las autoridades del municipio de Santa María Quiegolani, sino también a la Secretaría General de Gobierno (SEGEGO); a la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI); Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI) y al Instituto de Desarrollo Municipal (IDEMUN).
El caso de discriminación contra Eufrosina Cruz es uno de los millones que suceden contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Lo que está ahora en nuestras manos es no tolerar que esto siga pasando, ni siquiera esos pequeños actos de discriminación que presenciamos cotidianamente y ante los cuales seguimos indiferentes.
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Los usos y costumbres pueden ser abusos y costumbres
Lenguaje responsable, también para las personas con VIH
Por Leticia Rebeca Gasca. Las palabras importan porque el lenguaje influye en nuestra percepción de la realidad, determinan nuestra visión del mundo e incluso pueden generar prejuicios y discriminación.
Por ello, y a raíz del comentario recibido recientemente en torno al uso del lenguaje para hablar del tema del VIH y el SIDA me di a la tarea de investigar cuál es el vocabulario apropiado para abordar el tópico.
A fin de cuentas, si somos responsables al no usar sexismos en el lenguaje, esa misma responsabilidad debe permear el uso del lenguaje en su totalidad.
En mi investigación, descubrí que no existe un consenso, aunque quienes han estudiado más el tema coinciden en la importancia de recordar el papel de la persona al abordar el tema del VIH.
Por ejemplo, no es apropiado hablar de "casos de SIDA", ya que el término "casos", deja fuera la perspectiva humana, cosifica y transforma en número la situación de personas y familias específicas. Asimismo, la expresión "víctimas del SIDA" puede dar a entender que quienes viven con SIDA no tienen control sobre sus vidas. Lo correcto en ambos casos es "personas con VIH".
Otra expresión comúnmente usada es "Ceropositivo". Aunque las reglas ortográficas afirman que esta palabra debe ser escrita con "C" este no es el caso, ya que "sero" proviene de Suero que es el análisis realizado en la sangre y positivo refiriéndose al resultado de la prueba. "Seropositivo" es lo ortográficamente correcto, sin embargo, si no estamos hablando desde un punto de vista médico, siempre es mejor decir "persona con VIH".
Además, para evitar que el lenguaje incremente la discriminación, nunca se debe hablar de un "grupo de alto riesgo", sino de "comportamientos de riesgo", ya que todos y todas estamos en riesgo ante la infección por el VIH. Utilizar el término "grupos de alto riesgo" promueve que las personas que no se identifican con ese grupo experimenten una falsa sensación de seguridad, cuando en realidad cualquier persona indistintamente del grupo al que pertenezca puede tener conductas de riesgo. Por ello, es mejor referirse a comportamientos específicos de riesgo como tener relaciones sexuales sin emplear condón.
También es fundamental recordar que "contagiarse de SIDA" es incorrecto. En realidad el VIH es transmitido y luego puede convertirse en SIDA. A diferencia de las enfermedades contagiosas, el VIH no puede ser contagiado ya que no se puede transmitir a través del contacto casual (estornudos, tos o saliva).
Otro error que he leído en varias ocasiones es hablar de que el VIH se transmite por fluidos ó líquidos corporales. Recordemos que no todos los fluidos tienen la carga viral suficiente para transmitir el VIH, como es el caso de las lágrimas, el sudor o la saliva.
Recordemos que las palabras no sólo importan por lo que hacen, sino por los que nos hacen.
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Buenas y mala noticias, cuando el SIDA une al mundo
Por Leticia Rebeca Gasca. Para un segmento de la audiencia, hoy era la primera ocasión que tenían conciencia de estar conviviendo con una persona infectada de SIDA.
Y es que durante esta semana se realiza la Conferencia Internacional de SIDA, y México, el país sede, ocupa, en cuanto a prevalencia de SIDA en adultos, el lugar 23 en América y el Caribe, así como el sitio 94 en todo el mundo. Además, la mayor parte de la población afectada esconde su condición.
Sin embargo, el SIDA en México constituye la cuarta causa de muerte en hombres y la séptima causa entre las mujeres de 25 a 34 años de edad.
Al menos, el evento inició con buenas noticias. El Presidente Felipe Calderón, anunció que se eliminaban los requisitos para introducir al país y comercializar medicamentos retrovirales. También aseguró que el gobierno brindará medicamentos gratuitos a todas las personas que tengan el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida y SIDA.
El compromiso fue asumido frente a 23,000 asistentes, que por el resto de la semana reflexionarán en torno a temas como el acceso universal a medicamentos contra el VIH/SIDA, así como la lucha contra la discriminación y la homofobia.
Se calcula que en 2007 hubo en América Latina 120,000 nuevos casos de infecciones y 70,000 muertes. Y si no actuamos contra la pandemia, se calcula que para 2015 alrededor de 3.5 millones de personas vivirán con VIH y SIDA.
Por ello, este es un excelente momento para recordar el sexto Objetivo de Desarrollo del Milenio: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. El tema es prioritario para la ONU ya que esta enfermedad se ha convertido en la principal causa de muerte prematura en el África subsahariana y en la cuarta causa de muerte a nivel mundial.
VIH/SIDA, desarrollo humano y discriminación
Además, el SIDA es un freno para el desarrollo, ya que la enfermedad merma la salud de la población en sus etapas de vida más productivas, afectando no sólo su calidad de vida, sino la de sus dependientes económicos. Asimismo, el SIDA está dejando huérfanos a un número de infantes sin precedentes. Así, la discriminación que enfrentan quienes la sufren, y la ignorancia en este tema que prevalece en la mayor parte de la población, dificulta el acceso universal a los tratamientos, así como la prevención de la enfermedad.
Se preguntará, ¿qué puedo hacer yo ante el reto del SIDA? Lo más coherente que podemos hacer es jamás tolerar la discriminación y no permitir que gane la ignorancia, ya que ésta afecta a los que han sido infectados y aumenta el riesgo de contagio para los que viven sin el virus.
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