Los usos y costumbres pueden ser abusos y costumbres

. martes, agosto 26, 2008

Por Leticia Rebeca Gasca. Eufrosina Cruz Mendoza es mujer una indígena mexicana, que por el simple hecho de ser mujer y exigir equidad, perdió el derecho de participar, así como de formar parte de su comunidad.

Su historia empezó cuando tenía 12 años y huyó de su pueblo, ya que no quería que su futuro fuera vivir para obedecer a su marido.

Cuando huyó de su comunidad únicamente hablaba zapoteco, con el tiempo aprendió español y logró estudiar Contaduría Pública en la Universidad Autónoma de Oaxaca, a través de becas y de vender alimentos.

Actualmente es supervisora de escuelas de educación media superior en comunidades indígenas, y desea estudiar Derecho en la UNAM.

No obstante, el sueño de Eufrosina Cruz era ser la primera presidenta municipal de su pueblo, sin embargo, no lo logró, ya que es mujer, y esa palabra no está considerada en el catálogo de usos y costumbres que regula la elección de los líderes de su comunidad.

Cuando ella tenía 28 años, decidió postularse en la elección para presidente municipal en su pueblo, Santa María Quiegolani, ubicado a seis horas de la capital del estado de Oaxaca, al sur de México.

A Eufrosina se le permitió contender como candidata porque el presidente municipal en funciones, Saúl Cruz Vázquez, estaba seguro de que, en una elección en que no se aceptaba el voto de las mujeres, la contadora no podría derrotar al sucesor que él había seleccionado personalmente.

Ni siquiera a Eufrosina se le permitió participar en la asamblea, es decir, votar por ella misma. La sorpresa vino cuando el voto empezó a favorecer a la mujer. Por eso, Cruz Vázquez prefirió anular todos los sufragios a favor de ella. Además, la asamblea decidió expulsarla y quitarle sus derechos como ciudadana.

Desde entonces, ha sufrido amenazas de muerte, pero continúa visitando cada semana su comunidad, pero lo hace escoltada por policías, ya que siente que su vida corre peligro. En su comunidad Eufrosina se reúne con un grupo de alrededor de 80 mujeres y 25 hombres que están convencidas de que todos tienen iguales derechos y quieren reclamarlos. Ella desea que a las mujeres se les escuche: que tengan derecho a participar en la vida social y política de su comunidad. A que puedan decidir si van al médico y cuántos hijos quieren tener.

Por ello, Eufrosina Cruz creó la asociación "Un alcatraz por la esperanza", con la cual quiere luchar por los derechos de las mujeres indígenas.

Mientras tanto, el actual presidente municipal de Santa María Quiegolani, Eloy Mendoza Martínez, asegura que su género no fue la única razón para despojarla de sus derechos, aunque reconoce la inexistencia de la palabra mujer en sus usos y costumbres.

"No tiene que ver con su condición de mujer, sino con su actitud, lo que ha dicho de nuestro pueblo, que los hombres son bárbaros y las mujeres agachan la cabeza",

¿Qué son los usos y costumbres?

En México, desde hace 13 años se incluyó en las leyes electorales la modalidad de elecciones por usos y costumbres, en la que una asamblea comunitaria de los pueblos indígenas elige a sus gobernantes.

En Oaxaca, 418 de los 518 municipios se rigen por este proceso. Y en 82 de ellos, la palabra mujer no existe; por lo tanto, se les niega cualquier derecho de participación política. Eufrosina Cruz Mendoza quiere que se respete el derecho de las mujeres a votar y aspirar a cargos de responsabilidad en sus propias comunidades. Quiere que las mujeres no sean ya consideradas como propiedad de los hombres. Quiere que se respete el artículo cuarto de la Constitución Mexicana que establece que los hombres y las mujeres disfrutan de equidad. Recientemente, la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos (CDDH), rindió un "Informe Especial" sobre la "Discriminación a Eufrosina Cruz Mendoza", en el cual giró recomendaciones no sólo a las autoridades del municipio de Santa María Quiegolani, sino también a la Secretaría General de Gobierno (SEGEGO); a la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI); Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI) y al Instituto de Desarrollo Municipal (IDEMUN).

El caso de discriminación contra Eufrosina Cruz es uno de los millones que suceden contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Lo que está ahora en nuestras manos es no tolerar que esto siga pasando, ni siquiera esos pequeños actos de discriminación que presenciamos cotidianamente y ante los cuales seguimos indiferentes.