Por Leticia Rebeca Gasca. Un compañero me preguntó “¿por qué tanto interés en el lenguaje incluyente? La idea suena bien, pero no puede generar un cambio real”.
No puedo negar que el comentario me dejó pensando por unos minutos… sin embargo, el cuestionarme la importancia de no emplear lenguaje sexista únicamente reafirmó mi convicción de que expresarnos de forma incluyente es mucho más que un acto de coherencia con la responsabilidad social.
Es importante recordar que los sexismos en el uso del lenguaje no generan por sí solos discriminación. La frase "las mujeres no deberían ocupar cargos públicos" expresa una opinión discriminatoria, pero el lenguaje con el que se formula es correctamente empleado. En cambio, la expresión "las viejas son tan capaces como los hombres para ocupar cargos públicos" sí se trata de un caso de discriminación lingüística ó de sexismos en el lenguaje.
El lenguaje discriminatorio puede ser clasificado en tres casos. El primero es la discriminación léxica, que consiste en la elección de ciertos términos. Además, está la discriminación sintáctica, basada en la forma en que construimos las oraciones. Por último, podemos encontrar la discriminación retórica, que es empleada para persuadir de manera indirecta sobre la inferioridad de ciertos grupos.
Debo reconocer que el lenguaje sin sexismos por sí solo no puede generar un cambio social, sin embargo, sí evita la creación de estereotipos y percepciones erróneas en las generaciones más jóvenes, y además, disminuye la proliferación de discursos de odio.
Un lenguaje cabalmente incluyente, que destierre los discursos de odio, será consecuencia de un triunfo más grande, que traiga consigo auténticas condiciones de equidad para todos. Que haya más mujeres científicas y presidentas; un reconocimiento amplio de las personas a unirse legalmente con personas de su mismo sexo, así como igualdad en las oportunidades laborales para las personas con discapacidad, redundaría en una percepción de las relaciones sociales y en consecuencia en la forma de expresarnos. Así, muchos sexismos en el lenguaje caerían en desuso.
Ahora la pregunta es ¿cómo eliminar la discriminación? Recordemos que la discriminación es una conducta aprendida, en la cual las actitudes pasan de la sociedad a la persona y luego regresan de ésta a la sociedad. Ser más conscientes del lenguaje que usamos tanto de forma oral como escrita es una forma de romper ese círculo.
Qué fue primero ¿el lenguaje discriminatorio ó la discriminación?
Enviado por
Leticia Gasca Serrano
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miércoles, septiembre 03, 2008
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