Por Leticia Rebeca Gasca. Era la típica plática de café en la cual se intenta componer el mundo. ¿La diferencia? En esta ocasión llegamos a conclusiones claras:
1. La crisis que vivimos hoy es una triple crisis: primero surgió la crisis financiera, pero ahora, es ya también una crisis humanitaria y está iniciando a delinearse una seria crisis medioambiental.
2. Las piezas clave para responder exitosamente a estos retos serán, sin duda, las empresas sociales y las decisiones ciudadanas.
Desde luego, en la plática no faltaron preguntas del tipo: ¿es contradictora la posibilidad de generar riqueza y valor social en una misma organización? ¿es posible para una empresa tradicionalmente conocida como “comercial” tener un fin social y no de lucro? ¿existen modelos de empresas que tengan como meta el bien público y que utilicen las herramientas del mercado y la generación de riqueza como medios y no como fin en sí mismos?
Si bien las respuestas a estos interrogantes no son simples, ya nadie duda que los altísimos niveles de pobreza y exclusión requieren de respuestas concretas. Así que hablemos de un caso concreto: el Circo Volador, que fundado por el emprendedor social Héctor Castillo Berthier.
Hace alrededor de un año me encontraba realizando un trabajo de investigación acerca de las empresas sociales en México, así que visité a Héctor quien me narró cómo el Circo Volador no surgió buscando ser una empresa, sino que nació como resultado de un modelo de investigación aplicada que pretendía analizar el fenómeno de las “bandas” en el Distrito Federal.
Cuando el gobierno local se enteró del estudio le pidió a Héctor Castillo que realizara un proyecto, que resultó en un programa de radio dirigido a la juventud que integraba pandillas. El programa de radio duró cuatro años, y para el momento en el que concluyó, Héctor Castillo ya realizaba conciertos de rock en las esquinas.
Hoy el Circo Volador no es únicamente conciertos, también ofrece actividades como cursos y talleres especialmente creados para jóvenes y el trabajo realizado por la empresa social durante sus 20 años se ha visto reflejado en la participación de más de 25,000 jóvenes en todas las actividades por año.
Así, Héctor Castillo obtuvo el segundo lugar en el “Premio Visionaris al Emprendedor Social”, presentado por UBS y Ashoka, y en 2004 el programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, UN-HABITAT, reconoció a El Circo Volador como una de las 12 mejores prácticas sociales del mundo.
Google se suma
El proyecto de Google 10 a la 100 ha identificado a las y los emprendedores sociales como una de las mejores formas para impulsar el desarrollo. Si lo deseas puedes votar por esta idea para que sea impulsada a mayor escala. Y es que para enfrentar esta triple crisis es necesario que todos y todas nos involucremos, no únicamente quienes integran las empresas sociales.
Pocas personas lo han notado y aún menos han alzado la voz, pero se han invertido impresionantes cantidades de dinero para rescatar a los bancos, y en cambio, se destina una cantidad mucho menor para evitar que cada día mueran 25,000 personas de hambre. Otro claro ejemplo, es el informe del Worldwatch Institute en el cual se muestra que 1,700 millones de personas gastan más de 20 euros al día, mientras que 2,800 millones viven con menos de 2 euros diarios y 1,200 millones viven con menos de 1 euro diario en la extrema pobreza.
En medio de todo, debe haber una buena noticia: si como ciudadanía organizada sumamos nuestras decisiones a favor del desarrollo podemos ejercer ese gran poder conjunto y promover que el comportamiento de las corporaciones y los gobiernos sea responsable. También, podemos apostarle a la empresa social y comprobar que una organización puede generar riqueza económica y a la vez valor social.
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