Por Leticia Rebeca Gasca. Cuando Sirena, de ocho años de edad, trabajaba en una farmacia de Chiapas -uno de los estados más marginados de México, su jornada laboral terminaba a las once de la noche y en ocasiones no tenía tiempo de comer y mucho menos de jugar.
Desde que sus padres se separaron ella quedó a cargo de su madre quien además de obligarla a trabajar la maltrataba. Afortunadamente la gente de Proniño conoció su caso y realizó una demanda por explotación laboral y violencia intrafamiliar.
Proniño es un programa de acción social, implementado por Save the Children en conjunto con Fundación Telefónica. Su objetivo es contribuir a la erradicación de la explotación infantil.
El modelo se basa en la reinserción y permanencia escolar, al prolongar el horario escolar en horarios de máxima explotación laboral mediante actividades que complementen la educación formal.
La iniciativa además promueve el desarrollo social integral, ya que trabaja mediante un modelo de intervención escolar que comprende cuatro áreas: el niño, su familia, la escuela y su comunidad.
Proniño también realiza actividades extraescolares como un torneo de fútbol, la proyección de películas y visitas a museos.
Iniciativas como Proniño, promueven el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. El segundo objetivo es promover la educación primaria: “velar por que todos los niños y niñas puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria”.
Sin duda, una de las funciones de la Responsabilidad Social es el desarrollo social y económico, y para que éste se genere un excelente inicio es la educación en los grupos vulnerables.