Por Leticia Rebeca Gasca. Harry Patrinos y Gillette Hall, investigadores del Banco Mundial, se conocieron cuando, por coincidencia, se sentaron juntos en un retiro del personal del Banco Mundial en 2002.Patrinos había sido coeditor del primer estudio regional sobre la pobreza entre los pueblos indígenas en América Latina. Hall se había percatado de que nadie había realizado un seguimiento a la labor de Patrinos.
Cuando llegaba a su fin la primera Década de los pueblos indígenas del mundo (1994–2004) proclamada por Naciones Unidas, los dos decidieron hacer una evaluación conjunta para saber si las condiciones entre los pueblos indígenas efectivamente habían mejorado.
Pueblos indígenas, pobreza y desarrollo humano en América Latina es el primer libro que hace un seguimiento a los indicadores socioeconómicos indígenas en el tiempo y entrega un perfil de la pobreza, educación, salud y tendencias del mercado laboral de los cinco países de América Latina que tienen las mayores poblaciones indígenas (Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú).
Pueblos indígenas, pobreza y desarrollo humano en América Latina es el primer libro que hace un seguimiento a los indicadores socioeconómicos indígenas en el tiempo y entrega un perfil de la pobreza, educación, salud y tendencias del mercado laboral de los cinco países de América Latina que tienen las mayores poblaciones indígenas (Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú).
El texto señalaba que los pueblos indígenas de la región habían obtenido pocos beneficios de la reducción de las tasas de pobreza a nivel nacional y que en la mayoría de los países los niveles de pobreza de hecho permanecieron estancados entre este grupo a pesar de las mejoras generales en el país.Por ello los autores donaron los derechos del libro a organizaciones indígenas de América.
Así, el Programa de Empoderamiento para padres, que Patrinos y Hall ayudaron a financiar y diseñar con los derechos de su libro y sus conclusiones, abrió sus puertas en México.El programa es una respuesta de la comunidad a las desigualdades en educación que constataron Patrinos y Hall entre los pueblos indígenas.
Entrega montos reducidos de financiamiento, de entre US$600 y US$1.200, directamente a asociaciones de padres y madres en escuelas rurales, las que pueden usar el dinero para cubrir lo que consideren como un gasto prioritario en la escuela.La mitad de los fondos se destina a insumos para la escuela, como lápices y cuadernos, cosas de uso general en las tareas escolares. La otra mitad se utiliza para reparaciones de la escuela.
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